domingo, 1 de diciembre de 2013

Estoy cansada, tan cansada;
de que nada sea nunca lo que parece.
Ni las personas, ni las situaciones, ni nada...
Ya nadie dice lo que quiere de verdad,
nadie es tan valiente como para decir simplemente lo que piensa,
estamos todos encerrados en medias frases, que no dicen nada,
pero esperan decirlo todo.
Gestos que creemos que servirán para que el resto de personas
nos lean la mente.
¡Atención nadie va a leernos la mente nunca!
Así que vamos a tener que aprender a decir lo que queremos,
a decidir y hacer las cosas cuando queramos.
A pedir menos permiso y más perdón.
Y dejar de lamentarnos por lo que podría haber sido
y no por lo que fue.
Estoy cansada de no decidirme, de no lanzarme a por lo que quiero,
de tener tanto miedo y de pasarme las horas planificando cosas
en vez de haciéndolas.
Pero cada vez lo veo más claro,
debo cerrar los ojos respirar hondos dos veces
y actuar.
Así no tendré que lamentarme nunca más.
¡Joder vamos a ello!

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