¿Por qué no iba a darme el gusto de dejar de pensar en ti un rato?

Y parece que llevo toda la vida escribiendole a personas horribles,
 que solo merecen una patada en la barriga.

Creo que estoy dentro de un reloj de arena,
y se que acabaré ahogándome en la arena.
Ahora cambia la arena por recuerdos.
Si así es exactamente como me siento.
Como si me callesen durante todo el día
tus recuerdos sobre la cabeza,
sin parar...
Y al final cuando llega la noche ya solo espero ahogarme...

Dame un respiro.

Lloré
por alguien
que sigo queriendo
con toda mi alma,
aunque
de una forma
 mucha más libre y completa.

¿Y qué soy yo?
Un secreto.
Una mentira.
Una máscara hecha de sonrisas.
Unas botas de cuero sucias.
Un pintalabios gastado.
Un cigarro que pasa de boca en boca.
Un corazón roto.

No lo se.
Ya no se nada.

Agarrandome a lo me queda de nuestros recuerdos juntos.
Es inevitable que piense que solo recuerdo las cosas buenas.
Los buenos recuerdos.
Pero ojalá solo pudiese recordar lo malo,
así todo sería mucho más fácil.
Porque al final solo me queda echarte de menos.
Y acabo resignándome a olvidar,
resignándome a pasar página...
Sabes que siempre voy a caer,
igual que se que siempre me vas a abrazar.

¿Y qué si me condeno por un beso?