Hay secretos que ni siquiera puedes contarte a ti mismo.
Los secretos que susurras a la almohada esperando que se los lleve.
O los que le contamos a la noche cerrada esperando no volver a oirlos jamás.
Lo que siento por ti se queda ahí.
En un secreto inconfesable.
Que nunca más diré en voz alta.
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